- El dinero para comprar es necesario para el consumo de lo que necesitamos. Aun así siempre debemos preguntarnos: ¿compro porque lo necesito o sigo la propaganda o la moda? ¿el fabricante explota a los trabajadores? ¿al producir respeta los derechos humanos y la naturaleza o usa demasiados pesticidas? Este dinero es para el hoy.
- El segundo uso del dinero es para economizar. Es algo para el mañana. No sabemos las vueltas que da la vida: enfermedad, desempleo, pensión insuficiente. Muchos ni siquiera consiguen economizar, consumen todo en su supervivencia. Pero si sobra, ¿dónde poner ese dinero? Dejarlo bajo el colchón es dinero muerto que no produce nada. Aquí surgen los bancos, que guardan el dinero. Lo hacen rendir, al prestarlo a quien quiere producir y no dispone de capital propio. Éste recibe el dinero como préstamo pero lo hace rendir en la producción, paga intereses al banco y una parte pasa al dueño del dinero. Una persona consciente quiere saber a quien se presta su dinero: ¿para construir armas, para apoyar empresas que destruyen la naturaleza? Extraordinaria ha sido la decisión de Bangladesh y de Brasil de crear el microcrédito para apoyar a pobres que quieren producir.
- El tercer uso del dinero es para donar. El dinero no es para acumularlo sino para hacerlo circular. Si atiendo de manera suficiente y decente mis necesidades, si tengo economías que me dan cierta tranquilidad para el futuro, si tengo garantizado el bienestar y cierto futuro para la familia, la donación es un gesto de gran desprendimiento. Expresa la gratitud por el don de la vida, de la salud, del amor recibido de los otros. Es altamente ético donar para los flagelados de Haití, para apoyar proyectos de lucha contra la prostitución infantil, o guarderías para las poblaciones de la periferia. Y ahí sentimos que al dar recibimos la alegría impagable de haber hecho el bien y de haber amado a los otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario